
La violencia doméstica es un problema serio en las comunidades hispanas ya que una de cada tres mujeres la experimenta en algún momento de sus vidas. A pesar de que las mujeres hispanas tienen una de las tasas más altas de homicidios domésticos, tienen algunas de las tasas más bajas de denuncias de violencia doméstica. Las tasas de denuncia reflejan la falta de confianza de las mujeres hispanas en la policía y su temor a la deportación. También reflejan los otros desafíos que enfrentan las mujeres inmigrantes, como las leyes de inmigración, las barreras del idioma, el aislamiento social y la falta de independencia financiera, todo lo cual contribuye a que se sientan atrapadas en relaciones abusivas.
Debido a su estatus migratorio, dejar una relación abusiva puede ser más difícil para mujeres hispanas. Si creen que su estatus legal o el de su familia será utilizado en su contra, las mujeres no denunciarán a sus abusadores a la policía. Sus abusadores también pueden aprovecharse del estatus migratorio de su pareja para manipularlas. Por ejemplo, los abusadores pueden amenazar a sus parejas con denunciarlas a las autoridades de inmigración para que no hablen sobre el abuso y obligarlas a continuar en la relación.
Las mujeres que intentan escapar de las relaciones abusivas también enfrentan desafíos ya que tienen menos acceso a los servicios jurídicos y sociales. Como resultado, es posible que no conozcan las protecciones legales disponibles para ellas en los Estados Unidos, como las políticas de santuario, la U-Visa y el VAWA. También es poco probable que puedan encontrar refugios bilingües, apoyo financiero o alimentos. Igualmente, es improbable que los inmigrantes reciban ayuda de un intérprete certificado cuando reportan quejas a la policía, aparecen en la corte o buscan información sobre sus derechos legales.
En algunos estados de los Estados Unidos se han adoptado políticas de santuario para proteger a todos en la comunidad, sin importar su estatus migratorio. La policía local no participa en la aplicación de las leyes federales de inmigración en los lugares donde se han adoptado estas políticas. Por lo tanto, las políticas permiten a las víctimas de delitos denunciar el delito a las autoridades locales sin temor a ser procesadas por delitos relacionados con la inmigración. Estas políticas empoderan a las mujeres inmigrantes a denunciar la violencia doméstica a la policía porque ya no hay miedo a la deportación. Además, completar un informe policial es útil y a veces se requiere al solicitar protecciones legales como una U-Visa o un VAWA.
Las políticas de santuario pueden ayudar a reducir los casos de violencia doméstica al dar a las personas la certeza de que pueden reportar el abuso sin enfrentar ninguna repercusión. Por ejemplo, tener políticas de santuario hace que sea más fácil intervenir en los casos de violencia doméstica antes de que lleguen a homicidio doméstico. Según un estudio realizado por el Centro para el Crecimiento y las Oportunidades de la Universidad Estatal de Utah, la tasa de homicidio doméstico para las mujeres hispanas disminuyó entre un 52 y un 62 por ciento en los condados donde se implementaron políticas de santuario.
Otra forma en que las políticas de santuario podrían reducir la violencia doméstica es disuadiendo a los abusadores. Algunos abusadores continúan abusando de sus parejas porque saben que sus parejas no los denunciarán a la policía debido a su estatus migratorio. Sin embargo, la violencia doméstica puede ser reportada bajo las políticas de santuario sin incluir preguntas sobre el estatus de inmigrante. Como resultado, algunos abusadores pueden ser disuadidos por el temor de que sus víctimas los reporten a las autoridades.